¿Quieren ser correctores profesionales y vivir de corregir? ¿Se puede? Sí, se puede. ¿Se trata de corregir novelas dignas de premios con una taza de té en la mano mirando por la ventana una pradera infinita? No, lamento decirles que no (aunque pueden mirar la pradera si justo tienen una enfrente).
El corrector, el que trabaja de manera freelance al menos, hace muchas muchísimas cosas más que corregir. Armar un negocio de servicios editoriales implica bastante trabajo por fuera de lo que uno esperaría. Les dejo algunos puntos importantes para armar un negocio de corrección y que este les dé para comer.
1- Estudiar, estudiar, estudiar y seguir estudiando
Sí, tan simple como eso. Para ser corrector de estilo hay que estudiar. No me vengan con eso de “Me gusta leer” y “Siempre fui bueno detectando errores”. Ese es un buen comienzo, pero eso no te hace corrector. La corrección es un oficio y, como todo oficio, hay que aprenderlo con mucho esfuerzo.
¿Dónde se estudia? Hay muchos programas y carreras en distintos países. En Argentina, como terciario oficial, lo da el Instituto Mallea y la USAL. También se da en Fundación Litterae. En España puede cursarse de manera presencial o a distancia en Cálamo & Cran y hay un posgrado de la Universitat Rovira i Virgili. Otros países también tienen programas para formar correctores. Es cuestión de buscar. Además, hay que hacer cursos, grupos de estudio, participar en congresos, debates, seminarios, entre otros. ¿Y después de eso ya está? No. Hay que seguir estudiando toda la vida.
2- Armar un plan de negocios
Suena difícil, pero no lo es. El plan de negocios es un documento escrito que define claramente qué tareas hay que hacer y cuáles son los objetivos para que nuestro negocio avance (Harnby, 2016). No tiene que ser un plan muy exhaustivo, solo lo necesario para servirnos de hoja de ruta. Es importante poder responder a estas preguntas:
¿Cuáles son sus objetivos con esta pequeña empresa individual? ¿Qué objetivos tienen a corto plazo y a largo plazo?
¿Qué tipo de capacitación y formación necesitan?
¿Quiénes son sus clientes ideales? ¿Qué características tienen?
¿En qué temas están formados? ¿Tienen otra profesión además de la de corrector? Por ejemplo, yo soy psicóloga, así que corrijo muchos textos de esta disciplina.
¿Qué servicios ofrecen? ¿Corregir ortotipografía, estilo, redactar, transcribir...?
¿Qué estrategias de marketing podrían implementar: online (redes, página, etc.), offline (tarjetas personales, networking, etc.)?
¿Con qué presupuesto cuentan para empezar? ¿En qué lo van a invertir?
3- Pagar impuestos y estar en orden con las normas impositivas del país en el que se trabaja
Lo sé, lo sé. Es complicado y no somos gente de números. En Argentina, al menos, la página de la AFIP es un laberinto de botones e hipervínculos, y sacar el monotributo es como cruzar el Sahara a pie con medio litro de agua. Sin embargo, es importante estar en regla. La mayoría de los trabajos serios (las editoriales, las empresas, etc.) van a pedir que uno les haga la factura por el trabajo realizado. Además, no quieren tener líos impositivos, ¿o sí?
4- Llevar un registro claro de los ingresos y egresos de nuestro negocio
Nuevamente, no somos gente de números, pero es importante llevar un buen registro de qué entra, qué sale, qué tarifas cobramos y a quiénes les cobramos esas tarifas. ¿Por qué? Porque necesitamos un registro exacto de nuestros gastos para saber cuánto debemos ganar cada mes. Y no solo eso. También hay que hacer los números con respecto a vacaciones, licencias por enfermedad, horas de trabajo, gastos extras… (pronto armaré un posteo sobre el tema). Es necesario ser muy ordenado cuando se es independiente para que los meses con poco trabajo no nos sorprendan (sí, hay meses de poquísimo trabajo, es así).
5- Tener presencia en la web
Esto es clave. Es importante elegir las plataformas con las que nos sentimos más cómodos y promover nuestra visibilidad. Como ya lo dije en el posteo anterior, si no estamos en la web, no existimos para aquellos que buscan servicios y opiniones en línea (o sea, casi todos). . No es necesario aparecer en todos lados. Tampoco es imprescindible, al menos al principio, tener una página web. Se puede crear un perfil gratuito con nuestra historia laboral y nuestros servicios en About.me.
Lo que sí es absolutamente necesario es promocionarse de alguna manera y circular. Si no, solo saben de sus servicios de corrección sus mamás, sus tías y sus abuelas.
6- Vincularse con otros correctores
Es clave relacionarse con otros correctores. Trabajar de manera independiente en nuestras casas puede volverse bastante solitario. Pero eso tiene cierta solución: las asociaciones de correctores. Ahí uno puede conversar con otros correctores, enterarse de las novedades, compartir artículos y horrores ortográficos, y consultar esas cosas que a todos nos dejan recalculando, como cuánto cobrar por un trabajo, qué bibliografía nos puede servir para alguna duda en particular y muchas cosas más.
Varios países ya tienen sus asociaciones:
Argentina: PLECA
España: UniCo
Colombia: Correcta
Perú: Ascot
Uruguay: AUCE
Ecuador: Acorte
Estados Unidos: SEA
7- No rendirse
A veces parece que no nos alcanzan las fuerzas y que, a fin de cuentas, hicimos más otras cosas para mantener nuestro negocio a flote que de corrección. No hay que desesperarse. Trabajo hay y en algún momento todos nuestros esfuerzos dan frutos. Eso sí, no es de una vez y para siempre. Hay que moverse todo el tiempo: revisar nuestro plan de negocios, hacer marketing de nuestros servicios, llevar las cuentas al día y muchas cosas más.
¿Y ustedes qué piensan? ¿En qué cosas se traban a la hora de armar su negocio de corrección? ¿Qué otros pasos agregarían?
Bibliografía complementaria:
Hornby, L. (2016) “What is a business plan and why should you create one". En: Omnibus.
Hornby, L. (2014) Starting a Proofreading Business - Action vs. Inertia.
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